El sepulcro del caballero

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En la sacristía de la iglesia de San Juan de los Caballeros perdura una singular escultura. Casi arrinconada, permanece en un espacio hoy prácticamente oculto a la vista de fieles y visitantes pero que en su día sirvió de capilla del sagrario y de entierro de la familia Carrizosa. La inadecuada restauración que esta antigua parroquia sufrió a finales del siglo XIX transformó radicalmente su cabecera, otorgándole un armónico aspecto mudéjar que jamás tuvo. Fue entonces cuando la vieja capilla de esta ilustre estirpe jerezana vio como el arco que le servía de acceso se tapiaba, su retablo barroco se destruía y, en definitiva, pasaba a acoger el mobiliario y la función propios de las sacristías. En medio de estas drásticas reformas, se decidió “salvarle la vida” a nuestro finado protagonista, Don Diego López de Carrizosa y Perea. Arrodillado y orante, vestido con el hábito de caballero de la Orden de San Juan, se asienta sobre su tumba dentro de un gran nicho, construido en 1617, al año siguiente de su muerte. Su figura, policromada, combina la madera y el yeso. Destaca en ella su bien acabada cabeza. Sus carnosas facciones aparecen enmarcadas por una pomposa gola que cubre el cuello siguiendo esa moda de la época tan presente en los retratos masculinos de El Greco. Concebido para colocarse de perfil, ahora nos mira de frente queriendo ocultarnos la lamentable pérdida de sus pies, aunque también con la vergüenza de mostrar mutilados su nariz y parte de sus manos

Pero quizás no todo esté perdido para nuestro caballero. Recientemente hemos tenido noticia de la loable intención que la Hermandad de la Veracruz tiene de intervenir en la sacristía de San Juan. Quizás entonces sea el momento para restaurar y poner en valor una obra única en la ciudad.

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Lápida del sepulcro
Lápida del sepulcro

http://www.diariodejerez.es/article/opinion/1649431/sepulcro/caballero.html

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