Anonimato y atribuciones (III)

Virgen del Amargura con sus manos originales, hoy perdidas
Virgen del Amargura con sus manos originales, hoy perdidas

Dentro de las imágenes anónimas del Miércoles Santo merece ser citado, aunque aún no procesione, el crucificado de la Salud de la hermandad de las Tres Caídas. Procedente del destruido Convento de Belén y primitivo titular de la cofradía dieciochesca de los Dolores, ha sido adjudicado por Pablo Javier Pomar Rodil y Miguel Ángel Mariscal Rodríguez a Diego Roldán (h. 1700-1766). Es una atribución que no comparto, ya que me resulta de mayor calidad que la obra conocida de este discreto artista del Jerez del siglo XVIII. La Virgen de los Dolores ya fue relacionada por Agustín Pina Calle con la escuela genovesa. Quizás pueda concretarse su posible autoría en la figura de Jacome Vacaro o su entorno. En cuanto a la Virgen de la Amargura de La Flagelación, se viene considerando en los últimos años salida de la gubia de Francisco Camacho de Mendoza. Fue Fernando Aroca Vicenti el que la propuso como tal. Debe tenerse en cuenta que formaba una sacra conversación, lamentablemente perdida, con el San Juan de la hermandad del Cristo del Amor cuando ambos pertenecían a la extinguida cofradía de San Antón, con sede en el Convento de la Trinidad. Al propio Camacho fue asignada por parte de José Miguel Sánchez Peña la popular talla de Jesús del Prendimiento debido a su parecido con el documentado San José de la Parroquia de la O de Rota (1736). Los judíos y el San Pedro que lo acompañan en su misterio fueron comprados en 1894 y están considerados como de escuela valenciana. Efectivamente, no están muy distantes de la producción de algunos talleres de la ciudad del Turia que trabajaron para Jerez por esa época, como los de Damián Pastor o, sobre todo, Vicente Tena, autor del misterio del Ecce-Homo del Mayor Dolor (1891), que fue identificado como suyo por Antonio de la Rosa Mateos hace unos años.

http://www.diariodejerez.es/article/opinion/1737213/anonimato/y/atribuciones/iii.html

Anonimato y atribuciones (II)

Virgen del Desconsuelo en su estado original
Virgen del Desconsuelo en su estado original

Continuando con el repaso iniciado el pasado martes, tenemos que detenernos ahora en el Cristo de la Viga. Este crucificado tardogótico ha sido objeto de varias propuestas de autoría, que vienen además a situarlo en fechas posteriores a las tradicionalmente aceptadas. Se sugieren dos posibles autores. Virginia Díaz Chamorro lo creyó de Pedro Millán, maestro activo en Sevilla entre 1486 y 1526. Por su parte, Manuel Romero Bejarano piensa que es de Francisco de Heredia, un entallador del que por ahora no ha perdurado ninguna obra y que, según este historiador, en 1532 pudo tallarlo para la viga que remataba la reja de la capilla de los Pérez de Gallegos de la desaparecida Colegial medieval.

El expresivo y acabado rostro de la Virgen de los Remedios de la hermandad del Cristo del Amor es otra de las cumbres de la imaginería procesional jerezana. En la actualidad se considera vinculable al taller de Francisco Camacho de Mendoza (1680-1757). La atribución se debe a Fernando Aroca Vicenti y creo que posee mucho mayor fundamento que la poco atinada a Luisa Roldán. No hay que olvidar que esta dolorosa está relacionada con otra talla que hoy se acepta como creación de este escultor local, la de Jesús del Prendimiento, a cuya cofradía parece que perteneció.

Respecto a los titulares del Desconsuelo, ejecutados entre 1713 y 1714, hace unos años puse en duda que fueran del propio Francisco Camacho, como se venía diciendo. El fundamento para esta nueva hipótesis lo hallé en la analogía estilística que tienen con la producción documentada del sevillano Ignacio López (1658-1718), avecindado en El Puerto de Santa María entre finales del siglo XVII y principios del XVIII. Y, como veremos en las próximas semanas, no debieron de ser las únicas aportaciones de López a nuestra Semana Santa.

http://www.diariodejerez.es/article/opinion/1731789/anonimato/y/atribuciones/ii.html

Anonimato y atribuciones (I)

Antigua Virgen de la Mayor Aflicción, hoy en Villaluenga del Rosario
Antigua Virgen de la Mayor Aflicción, hoy en Villaluenga del Rosario

La Cuaresma me lleva a hacer un paréntesis. No sólo de incuria y estropicios se nutre esta ciudad olvidada; también lo hace del repudio de aquéllos que crearon su patrimonio. Para el ámbito en el que nos detendremos en las próximas semanas, la imaginería procesional jerezana, hay que reconocer, no obstante, que en las últimas décadas se han logrado destacados avances en su investigación. El mayor conocimiento de los distintos imagineros, principalmente locales, ha permitido proponer argumentadas autorías. Estas se alejan de las atribuciones tradicionales, persistentes todavía en mentes recalcitrantes, y que de forma habitual buscaron, más que la verdad histórica, el prestigio de las míticas gubias de la idolatrada Sevilla. Frente a viejas fantasías, con este sintético repaso por las grandes tallas anónimas de nuestra Semana Santa perseguimos difundir todas esas nuevas teorías, ignoradas aún por muchos.

Empecemos por Jesús del Consuelo de la hermandad del Transporte. Obra quizás de Jacome Vacaro, su vinculación con la estética de los escultores genoveses activos en Cádiz en el siglo XVIII fue resaltada por un experto en la materia, José Miguel Sánchez Peña. Ello invalida la vieja y poco afortunada atribución a Pedro Roldán. También está hoy totalmente descartada la vinculación de éste con el Cristo de la Coronación de Espinas. José Jácome González y Jesús Antón Portillo lo identifican como parte de un misterio que en 1665 contratan el alemán Pietro Grass y el flamenco Elías Mez. Pero el asunto sigue siendo controvertido pues el propio Sánchez Peña y otros historiadores defienden que su autor fue el también flamenco Peter Relingh. Un imaginero vecino de Sanlúcar al que asimismo se asigna la antigua dolorosa de la Paz de la misma cofradía, hoy desterrada en Villaluenga del Rosario.

http://www.diariodejerez.es/article/opinion/1726886/anonimato/y/atribuciones.html

La Ermita de San Telmo

1378526_192606514259283_329273192_n

Es fácil recurrir al tópico ante un enclave tan castizo, en el que lo inmaterial parece sobrepasarlo todo. ¿Pueden expresarse verdades objetivas? Mi deber como historiador del arte es, al menos, intentarlo. Partamos de la base de que la Historia del Arte no está formada sólo por los grandes hitos y que todo arte es una huella valiosa de la sociedad en la que se creó. Lo digo porque es difícil encontrar en un edificio como éste elaborados refinamientos arquitectónicos. Al exterior, todo está realizado con una acusada simpleza material y estética y, a la vez, con una rara coherencia en la que ni siquiera los modernos retablos cerámicos logran chirriar dentro del conjunto. Los muros blanqueados, esas tejas imperecederas, la portada, pintoresca, simple y pintada de amarillo albero; todo parece tan insignificante… y sin embargo es tan auténtico…  Pero hay algo más en esta ermita a tener en cuenta: su protagonismo urbano. La torre cuadrada y maciza de la cabecera, que ocupa el camarín del Cristo de la Expiración, puede decirse que marca la frontera entre dos realidades diferentes. Dos realidades distanciadas por la Historia, ya que el crecimiento de la ciudad por el sur se paró en este punto hasta la llegada del siglo XX, para entonces desparramarse de una manera un tanto descontrolada y suburbial hacia abajo. Desde arriba la ermita preside y se asoma a ese abismo, es protagonista del paisaje.

Si este monumento sigue en pie es gracias a la Hermandad del Cristo, que ahora pretende iniciar una restauración para renovar sus deterioradas cubiertas. Sin embargo, las intenciones futuras son más ambiciosas y menos plausibles pues se está ideando una ampliación de la ermita. Habrá que estar en alerta ante esta cuestionable actuación que, si nadie lo remedia, conseguirá alterar lo inalterable.

http://www.diariodejerez.es/article/opinion/1721841/la/ermita/san/telmo.html