El escultor Vicente Tena (y III)

Tras su primer encargo para Jerez Tena Fuster enviará numerosas piezas a toda Andalucía. En nuestra ciudad, la presencia de otras imágenes que siguen una estética muy cercana a la suya nos habla de una realidad donde el Paso del Ecce Homo no fue una excepción. Aunque merecería un estudio más pormenorizado, en su libro sobre “La Casa Tena” Juan Bautista Tormos da algunas pinceladas que demuestran que este escultor fue uno de los preferidos por la clientela religiosa local a finales del siglo XIX y primeras décadas del XX.

Así, los carmelitas le encargan en 1905 una Virgen del Carmen con San Simón Stock y un pastor para su Nacimiento. Por su parte, las dominicas del Santísimo Sacramento adquirirían hacia 1915 el San José y la Virgen del Rosario de la capilla del Colegio del Beaterio en el obrador de su hermano José Tena, que heredó el oficio de dorador de su padre pero terminó abriendo un taller donde se abordaron también trabajos de imaginería. Ambas obras siguen modelos sospechosamente cercanos a los de Vicente. Asimismo, tienen su estilo la Niña María del Colegio de la Compañía de María, muy próxima a la que la misma orden le encomienda en 1921 para San Fernando; o los sayones del Prendimiento, estrenados dos años más tarde que el misterio de la cofradía del Mayor Dolor, sin duda, como consecuencia de este. Su acusado parecido con los del grupo procesional de Jesús de la Desnudez de Medina de Ríoseco, tallado por Vicente Tena en 1910, no hace desdeñable la atribución de estas populares figuras secundarias.

Paradójicamente, su misterio del Ecce Homo, el origen de todo, no se conserva ya tal como fue concebido. La sustitución del Cristo de Tena en 1950 sumergió en el olvido a una escultura de esmerado acabado, necesitada hoy de una restauración y una ubicación acordes a sus valores históricos y artísticos.

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